La medida de una bolsa. Paisaje comercial.
– 2019. Catástrofe sin barbarie.
Arte Aurora Galeria. Barcelona.
Exposición Individual.
– 2018. Toni Giró Santcorneliarts segunda temporada / Reunió 2.
Con Albert Bayona i Aureli Ruiz,
Proyecto comisariado por Mercè Alsina y Enric Maurí
Cemento. Instalación de medidas variables.
Fotografías: Vanessa Pey, Jordi Folgado i Toni Giró
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El proyecto El tamaño de una bolsa , 2018, toma el nombre de uno de los últimos libros de John Berger y está constituido por una colección de volúmenes de cemento dispuestos en el suelo a modo de paisaje (paisaje comercial) y una serie de retratos fotográficos (el tamaño de una bolsa. retratos), donde diferentes personas sujetan ante el rostro uno de los volúmenes de cemento que les impide ver delante y que los espectadores vean los rasgos de su rostro retratado. Este proyecto continúa una investigación escultórica anterior – Blister Suite (2008-2018), Bulla (2015) y Última Estrofa (2015) -, sobre nuestro sistema económico, los mecanismo de homogeneización y domesticación de hábitos a través del consumo y la regulación de las formas de vivir que cancela el potencial emancipador de personas y comunidades.Dice Berger: «La bolsa en cuestión es una pequeña bolsa de resistentes. Una bolsa se forma cuando dos o más personas se ponen de acuerdo y se unen para resistir contra un nuevo orden económico mundial que no puede ser más inhumano «. La resistencia entendida de este modo no significa sólo negarse a aceptar la absurda imagen de los mundo que se nos ofrece, sino también denunciarla, y los procesos paradójicos que nos ofrece el arte permiten hacerlo de una manera radical a partir de la presentación poética y contradictoria de los vestigios del mundo.La colección de esculturas producidas al llenar con cemento convencionales bolsas de plástico, cada una diferente en su tamaño, sus pliegues y su sordo tratamiento cromático, constituye un tipo de colección arqueológica que rastrea el consumo contemporáneo a través de lo que lo envuelve. Si habitualmente estos objetos se nos presentan como un ligero y coloreado vehículo publicitario, en esta instalación sólo se conserva la forma congelada que las diferencia. El peso del cemento y el vuelco y descabezamiento de las bolsas en el plano del suelo las transforma en un paisaje residual. Las bolsas ya no están llenas de mercancías (goods, commodity), sino que su vacío inconsistente es macizado pesadamente para convertirse en un dispositivo que active la reflexión. El plano horizontal del suelo, de tipo paisajístico, se relaciona con la alineación de los retratos impresos en tejido y colgados en la pared. Los retratos ejercen, complementariamente con las esculturas, una «voluntad de desmaquillar la realidad» en el sentido de que Benjamin y Brecht le daban a la fotografía, en tanto que su facultad de fundirse con las cosas, de habitar durante un cierto tiempo en aquella mirada. Hacer de esta duración una experiencia. Después, hacer de esta experiencia una forma y desplegar una obra visual.
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El proyecto El tamaño de una bolsa , 2018, toma el nombre de uno de los últimos libros de John Berger y está constituido por una colección de volúmenes de cemento dispuestos en el suelo a modo de paisaje (paisaje comercial) y una serie de retratos fotográficos (el tamaño de una bolsa. retratos), donde diferentes personas sujetan ante el rostro uno de los volúmenes de cemento que les impide ver delante y que los espectadores vean los rasgos de su rostro retratado. Este proyecto continúa una investigación escultórica anterior – Blister Suite (2008-2018), Bulla (2015) y Última Estrofa (2015) -, sobre nuestro sistema económico, los mecanismo de homogeneización y domesticación de hábitos a través del consumo y la regulación de las formas de vivir que cancela el potencial emancipador de personas y comunidades.Dice Berger: «La bolsa en cuestión es una pequeña bolsa de resistentes. Una bolsa se forma cuando dos o más personas se ponen de acuerdo y se unen para resistir contra un nuevo orden económico mundial que no puede ser más inhumano «. La resistencia entendida de este modo no significa sólo negarse a aceptar la absurda imagen de los mundo que se nos ofrece, sino también denunciarla, y los procesos paradójicos que nos ofrece el arte permiten hacerlo de una manera radical a partir de la presentación poética y contradictoria de los vestigios del mundo.La colección de esculturas producidas al llenar con cemento convencionales bolsas de plástico, cada una diferente en su tamaño, sus pliegues y su sordo tratamiento cromático, constituye un tipo de colección arqueológica que rastrea el consumo contemporáneo a través de lo que lo envuelve. Si habitualmente estos objetos se nos presentan como un ligero y coloreado vehículo publicitario, en esta instalación sólo se conserva la forma congelada que las diferencia. El peso del cemento y el vuelco y descabezamiento de las bolsas en el plano del suelo las transforma en un paisaje residual. Las bolsas ya no están llenas de mercancías (goods, commodity), sino que su vacío inconsistente es macizado pesadamente para convertirse en un dispositivo que active la reflexión. El plano horizontal del suelo, de tipo paisajístico, se relaciona con la alineación de los retratos impresos en tejido y colgados en la pared. Los retratos ejercen, complementariamente con las esculturas, una «voluntad de desmaquillar la realidad» en el sentido de que Benjamin y Brecht le daban a la fotografía, en tanto que su facultad de fundirse con las cosas, de habitar durante un cierto tiempo en aquella mirada. Hacer de esta duración una experiencia. Después, hacer de esta experiencia una forma y desplegar una obra visual.