Posos
– 2024. Pòsits. Enlace Art Progress
Exposición con Pere Noguera y Pep Aymerich
Exposición colectiva
—
NO PERDER LAS FORMAS
El título de la exposición que acoge Enlace Art in Progress, comisariada por Toni Álvarez de Arana es «Posos» pero también habría podido ser el que encabeza esta presentación o, puestos a imaginar, tampoco le habría ido mal algo como por ejemplo «Tres visiones —o miradas— de la contemporaneidad».
Y es que lo primero que tendríamos que tener claro cuando confrontamos los trabajos del tridente formado por Pere Noguera (La Bisbal d’Empordà, 1941), Pep Aymerich (Sarrià de Ter, 1962) y Toni Giró (Barcelona, 1966) es que cada uno de ellos representaría a una posible vía creativa diferente y, a la vez, complementaria a la de los otros dos. Así pues, Noguera es el paisajista comprometido con el territorio más inmediato; Aymerich es alguien que todavía creería en cierta dimensión metafísica (y a veces mística) del hecho creativo; y Giró, finalmente, interroga sin descanso alguno las imágenes en busca de su inevitable dimensión (y carga) política.
Pero todavía nos quedarían, como mínimo, cuatro aspectos más que habría que valorar en relación a estos tres artistas. El primer elemento a tener en cuenta haría referencia, justamente, a «no perder las formas»: si consideramos las largas trayectorias de Noguera, Aymerich y Giró, definidas todas ellas por la extrema coherencia y el rigor de sus planteamientos, tendremos que aceptar que sus respectivos lenguajes son netamente contemporáneos. Con todo, ninguno de ellos nunca ha renunciado a una cuidadosa formalización y encarnan, así pues, una alternativa a este arte actual tan desnutrido y deliberadamente torpe al que nos tienen acostumbrados nuestros centros y museos más actuales.
Una cuidada formalización, pues, pero también —y en segunda instancia— una inmensa sensibilidad material. Noguera es el artista de la tierra, los limos, los sedimentos y las improntas; Aymerich es quien conoce mejor las intimidades de la madera y la miel, la cera y su propio cuerpo; Giró explora las posibilidades del hormigón, el yodo y el agua, sin hacer aspavientos a cualquier material nuevo que se cruce en su camino.
Un tercer elemento quedaría muy bien ilustrado con esta cita de Narcís Selles: «Existe un conocido reduccionismo de profundo contenido ideológico que limita el carácter político del arte a aquellos casos en que se da un cuestionamiento más o menos explícito de los modelos y valores establecidos, como si el resto de productos artísticos, desde los más sutiles e indirectos hasta los que reproducen incansablemente la lógica dominante fueran insignificantes desde este punto de vista. Y, ciertamente, no es esto». Simple y llanamente: todo el arte es político, pero solo una parte decide apostar por la denuncia evidente. La opción contraria, la no evidente, es la que ahora nos ocupa.
Y finalmente —y en cuarto lugar—, los tres autores insisten en una mirada antropocéntrica que vendría a recordarnos, en clave ecologista, que aquello que está en riesgo no es tanto el planeta, como nuestra propia supervivencia como especie y civilización… «Poso», al final, como una iniciativa de Enlace Art in Progress con tres vértices de un triángulo impagable que no debería pasar desapercibido.
Eudald Camps