Yodo, agua y tinta china sobre papel. 50 x 65 cm c.u.

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«El ayudante es la representación de lo que se pierde. Pero este caos informe del olvidado,que nos acompaña como un golem silencioso, no permanece inerte ni ineficaz. Por eso su obstinada gesticulación, su impasible rostro de mimo. Por eso, también, su irremediable ambigüedad. Porque sólo puede haber parodia del inolvidable».

Giorgio Agamben. Profanaciones.

La extrema elasticidad de los meidosems: he aquí la fuente de su gozo. De sus desgracias también. Unas balas caídas de un carro, un alambre que se balancea, una esponja que se embebe, ya casi empapada, la otra vacía y seca, un vaho en un espejo, una huella fosforescente, miren con atención, miren. Quizás sea un meidosem. Quizás todos sean meidosems … sobrecogidos, agullonats, llenos, endurecidos por sentimiento varios …

Henry Michaux, Retratos de los meidosems (1948)

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El inicio de este proyecto radica en mi interés por la obra de Henri Michaux y por la relación entre escritura poética, experiencia límite del lenguaje y exploración del dibujo como recurso expresivo a caballo entre el grafismo inconsciente y el imaginario surrealista. Su biografía transcurre paralela a las tragedias históricas y búsquedas artísticas de la primera mitad del siglo XX, pero su recorrido dibuja un sendero entre medio de disciplinas y una investigación heterodoxa en el marco de las vanguardias.

De alguna manera, y a pesar del salto histórico, la obra de Michaux encaja en lo que años después escribe Giorgio Agamben sobre los ayudantes. De hecho, los filamentosos personajes que surgen en muchos de los dibujos y series de Michaux se convierten en una especie de seres híbridos en transformación constante que bien podrían adscribirse bajo la descripción del filósofo italiano.

Las series de dibujos «Los ayudantes», desarrollada episódicamente en los últimos años, se aproxima a algunos de los planteamientos de Michaux y tantea a través del dibujo automático, una exploración gráfica de ámbitos y figuras no conceptualizadas previamente, que tiene mucho que ver con esa sospecha del caos informe de lo olvidado que trata de revelarse. De hecho, en tiempos del llamado antropoceno, estas figuraciones evocan tanto los olvidos pretéritos, como las ficciones de un futuro incierto a través de formas que parecen transitar entre mundos minerales, vegetales e incluso animales.

El dibujo con yodo y tinta china me permite liberar la premeditación para que fluyan en el papel, aguadas, diques de contención y la aparición de elementos imprevistos. El azaroso comportamiento del líquido y su reacción con las condiciones de humedad, composición matérica del papel y proceso de secado comprometen los resultados y lo derivan lejos de zonas de control. El trabajo en series y su disposición por grupos reordena las formas resultantes y permite explorar relaciones entre los diversos dibujos, donde la tensión entre manchas fluidas y formas constructivas es el principio que los articula. La luminosidad provocada por el agua yodada cristaliza en densidades diversas y da profundidad a las figuras a pesar de su perfilado contorno, recordando procesos naturales de solidificación como las resinas vegetales o el ámbar.