Artista visual
Desde hace aproximadamente una década, la práctica artística de Toni Giró pone su acento en las dificultades implícitas en la traducción. Por medio de juegos de palabras y artificios visuales llevados al paroxismo literal, esta revela su imperfección y, en buena medida, su imposibilidad. De este modo, la traducción es una alegoría de las carencias comunicacionales, a menudo deliberadas, que afectan a la esfera pública. En muchos casos, las obras expresan la pérdida de sentido de las palabras y muestran las resignificaciones que pueden adoptar dichas palabras situadas en contextos que no son los suyos. Todo ello tendría una causalidad que debería buscarse en los usos y abusos de los que es objeto el lenguaje escrito. Asimismo, en el mundo contemporáneo, eminentemente audiovisual, los lenguajes de la imagen se vuelven máquinas ilusionistas en las que las manipulaciones e instrumentalizaciones son moneda corriente de cambio.
Ya sea por medio de esculturas, instalaciones o a través de extensas series de dibujos, fotografías y proyectos de video, los argumentos de sus trabajos se sitúan en el rastreo de una expresión plástica que traduce con humor e ironía, una sutil aprehensión de lo real.