Zinc, audio, dibujos en pintura de pizarra verde. Medidas variables

Esta serie de piezas escultóricas plantea la fragmentación objetual de los cuerpos como meras cajas de resonancia que facilitan el rastreo físico de la voz. El sujeto no es tanto el responsable del discurso, como la inexistencia que su vacío prolonga sin descanso el vertido indefinido del lenguaje. La evocación de mudas selladas en sustitución de los cuerpos orgánicos, enmudece cualquier posibilidad comunicativa e  incita una afectividad de tipo musical. La polisemia del título, así com la presencia gráfica de los dibujos de globos oscuros y también enmudecidos, refuerzan la misma idea del caos de murmullos que preceden al silencio.

«No una palabra, apenas un murmullo, apenas un escalofrío, menos que el silencio, menos que el abismo del vacío».
Elias Canetti

«Las cosas que tocamos y las que concebimos son tan improbables como nuestros sentidos y nuestra razón; sólo estamos seguros en nuestro universo verbal, imaginable a placer e ineficaz. El ser es mudo y el espíritu es charlatán. Eso se llama conocer.»
Emile Ciorán